jueves, 13 de enero de 2011

Aprendizaje



Hoy voy a escribir unas palabras sobre una de las personas a las que admiro y que además es una de las personas más importantes para mí, mi profesor de fotografía.

Hablo de un chico que pasó su infancia arropado bajo un piano, su adolescencia sobre un balón de baloncesto y su madurez refugiado tras un objetivo, el objetivo de su cámara que todo lo ve, que todo lo sabe y que todo lo crea.

El nombre de esta persona tan especial es Jesús Israel Clemente Suárez o como le llaman los amigos Chuchi.

Chuchi, nacido en un pueblecito de Cáceres llamado Torrejoncillo ha estudiado Imagen y actualmente está estudiando el segundo curso de Producción Audiovisual, ha ganado diversos concursos fotográficos.



Él me ha enseñado prácticamente todo lo que sé y me ha hecho crecer como persona. Todo se lo debo a él.

Es una de las personas a las que más admiro, y no sólo por su forma de crear esas obras arte que vulgarmente denominamos fotografías, sino por su forma de ver la vida, de ver cada rincón de cuanto le rodea.

El torrejoncillano es una persona muy activa, que le gusta moverse y aprender, se define a sí mismo como autodidacta.

Tengo la suerte, no sólo de conocerle, de pasar tiempo junto a él, ni de que sea él quien me enseñe, sino de ser mi pareja sentimental y de hacer que todo este tiempo que llevo con él sean los mejores momentos de mi vida. Una vida que aún no me imagino si no está él.

Gracias.

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